QUE HACEMOS

Posicionamiento 8M 2021

Este 8 de marzo de 2021 estamos, una vez más, denunciando las múltiples desigualdades que atravesamos a diario las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries en el mundo del trabajo, la educación, la calle, la casa y las relaciones interpersonales. Somos y formamos parte del movimiento feminista histórico y, una vez más, estamos en la calle para reclamar en voz alta nuestras demandas.

En un contexto especialmente incierto y hostil por los estragos de la pandemia por COVID-19, por la agudización de la pobreza y por la profundización de las desigualdades preexistentes, decimos a viva voz que:

  • Las mujeres somos la primera fila en los cuidados de niñas, niños, adolescentes, ancianos/as y personas en situación de discapacidad; la cifra habla por sí sola: de cada 11 mujeres realizando estas tareas en Uruguay, hay un varón ocupándose de los cuidados1.
  • Las mujeres somos las que nos hacemos cargo de la organización barrial y de las ollas populares que se han vuelto la única respuesta para la situación de miles de familias que no tienen sus necesidades básicas atendidas. Solo en Montevideo el número de personas comiendo en ollas populares ha fluctuado entre 60.000 y 100.000.
  • Las mujeres somos las que quedamos expuestas a situaciones de violencia intrafamiliar cuando la medida #QuedateEnCasa se determina sin consideración alguna a la violencia de género que ha sido decretada como la otra emergencia social. Durante 2020, cada 9 días se mató o se intentó matar a una mujer por razones asociadas al género, hubo una denuncia por violencia doméstica cada 13 minutos y 2 de cada 3 femicidios ocurrieron en los hogares.
  • En Salud Sexual y Reproductiva, advertimos a todos los poderes del Estado que los vacíos e irregularidades en el acceso tendrían consecuencias irreparables. Hoy lamentamos la primera muerte por aborto en los servicios legales y es de una adolescente de 14 años de Treinta y Tres. Otras muchas padecen la falta de atención requerida. 
  • El abuso, desaparición, muertes y explotación sexual de niños, niñas, adolescentes, mujeres y disidencias registran cifras escalofriantes, particularmente en determinados lugares del país, pero los responsables de velar por los derechos, no se hacen cargo.
  • Somos la mayoría del sector educativo, del de salud y del de servicios en el sector turismo2, no solo los más afectados en las políticas de recorte del nuevo gobierno, sino que los menos considerados por el presupuesto quinquenal. Dos tercios del recorte presupuestal corresponden a incisos del gasto público social.
  • Somos la mayoría de trabajadores en la informalidad y las peores pagas por desempeñar las mismas tareas que los varones.
  • No logramos acceder ni al 30% de las bancas del Parlamento porque los líderes de los partidos siguen priorizando entre sus congéneres para organizar las listas y hacer las designaciones de los cargos. En el Poder Ejecutivo, el 78% de los cargos de responsabilidad son ocupados por varones, blancos y de los sectores más privilegiados.

En el sector de la salud, por cada varón hay 4 mujeres brindando servicios y atención3.

En los cargos de poder del gobierno es exactamente a la inversa, cada 4 varones hay una mujer designada en un cargo.

Lo mismo pasa con el poder médico, el religioso, el militar y el cultural. La división sexual del trabajo intacta y la segregación de los lugares más privilegiados, una constante.

Estos varones forman parte de las mismas élites que definieron un contrato y orden social basado en la supremacía masculina, con códigos, normas y criterios que nos tutelaron y negaron de iguales derechos, cercenando las condiciones para ser ciudadanas plenas.

La democracia, el Estado, el sistema político y económico siguen en deuda con las mujeres y las disidencias. El costo lo pagamos en vidas, y la sociedad machista y patriarcal no cede en provocar sufrimiento, explotación, segregación y violencia que impactan de manera particular según edades, etnias/razas, clases sociales e identidades diversas.

Este 8 de marzo cae en el medio de medidas de restricción al derecho de reunión y movilización social impuestas por un gobierno que habla de libertad, mientras incrementa el control policial y militar y aplica de manera discrecional y abusiva los mecanismos de dispersión de aglomeraciones.

 #LaPandemiaNoEsExcusa

Varones como Larrañaga, García, Penadés y Manini determinaron que para “cuidarnos” restringen que nos movilicemos y Lacalle Pou lo decretó. Todos representantes políticos que cuando tuvieron que votar por leyes que avanzaran en erradicar la desigualdad de género, lo hicieron en contra. Muy confiables.

Pretenden amedrentarnos con  medidas que pueden llegar hasta la privación de libertad por manifestarnos, pero no podrán callarnos.

Este 8 de marzo llegaremos a la opinión pública con miles de formas de expresar nuestros justos reclamos por una sociedad igualitaria, solidaria y no violenta, por la que no desistiremos de luchar. Una vez más, exigimos:

Que el Estado, desde todas sus instituciones, atienda las enormes brechas de desigualdad de género, priorizando en políticas, recursos y servicios que aseguren trabajo y salario dignos, acceso a la vivienda, educación pública, salud integral, sistema de cuidados, seguridad alimentaria y respuestas efectivas para mujeres y disidencias, especialmente afectadas por la crisis y la violencia de género estructural.

VIVA el 8 de Marzo, VIVA EL MOVIMIENTO FEMINISTA EN LUCHA Y RESISTENCIA


[1] Cifras del Anuario Estadístico 2020, Instituto Nacional de Estadística (INE).

[2] ibídem.

[3] Cifras del Anuario Estadístico 2020, Instituto Nacional de Estadística (INE).