dice Collete Spinetti, referente del Colectivo Trans del Uruguay (CTU). En el marco de emergencia sanitaria se resiste al aislamiento con organización y solidaridad. En el Cerrito de la Victoria, vive Collette Spinetti, y es ahí mismo, en su casa, donde se están llevando adelante ollas populares cuatro veces por semana al mediodía, en cada una de ellas se realizan 100 litros de comida y tres veces por semana para meriendas, un equivalente a 70 litros de leche cada uno de esos días, destinadas a quienes más lo necesitan. Esta iniciativa surgió para dar respuesta al colectivo travesti-trans en el marco de la pandemia, pero se extendió a muchas personas cis-genero del barrio. Porque si algo han aprendido quienes forman parte del colectivo LGBTTIQ+ es la fuerza de la unidad en momentos críticos.
Este proyecto no se conforma con llegar al barrio, sino que se extiende a localidades del interior del Uruguay, haciendo llegar bolsones de alimentos y productos de limpieza, allí donde muchas personas de la comunidad se encuentran especialmente afectadas en este contexto. Según el censo trans del MIDES del 2016, casi el 70% de la población trans del país ha ejercido al menos una vez el trabajo sexual como medio de vida o bien realizan trabajos que frecuentemente son en el marco de la informalidad y la precariedad, situación que en emergencia sanitaria les ha dejado sin ingresos, desprotegides y en situación de extrema vulnerabilidad.
Sin embargo, en la casa de Collette, la pandemia, lejos de aislar, construyó resistencia travesti-tras, fortaleció los lazos sociales, los encuentros, la contención y los aprendizajes colectivos entre mates individuales, tapabocas y protocolos sanitarios de cuidado. La olla popular llevada adelante casi en su totalidad por personas trans se convirtió en un espacio de escucha, donde mujeres y varones trans, intercambian experiencias, liman asperezas y se encuentran en sus diferencias. La organización popular se gesta teniendo en cuenta las habilidades de cada une. Se dividen los roles, y entre cada tarea se discuten diversas temáticas que nos atraviesan a todes. No se privan de hablar de nada, desde experiencias sexo-afectivas hasta el miedo que les produce la ley de urgente consideración. Se habla de derechos humanos, feminismo y distintos tipos de violencia. Se sueña en voz alta revolviendo un guiso, porque la organización popular les da fuerza para proyectar una salida, que siempre es colectiva.
Nadie se salva solx. Para colaborar con la olla popular trans se recibe cualquier aporte de verduras, leche, harina, grasa, enlatados y artículos de limpieza. También se reciben aportes de dinero para el solventar servicios y costos de logística transfiriendo a través de Red Pagos, a la tarjeta “mi dinero” cédula 5.296.324-8 a nombre de Thomas Berton.
Ph: Pata Eizmendi