Un parto. Entregadas las firmas para convocar a un referéndum para derogar la despenalización del aborto, los partidos comienzan a auscultar a la dirigencia antes de tomar posición. El Partido Nacional se encamina a otorgar libertad de acción. Entre los colorados, todo apunta a una “recomendación” sin las características de aquel disciplinamiento que obligó a tres legisladores de Vamos Uruguay a acompañar la posición mayoritaria. El Frente Amplio, comprometido por el programa de gobierno, vuelve a enfrentar el dilema Vázquez. Pero ninguno la tiene fácil.
Anteayer la Corte Electoral comenzó a cotejar las huellas dactilares de las 68 mil firmas presentadas a mediados de marzo por los impulsores del referéndum para derogar la ley de interrupción voluntaria del embarazo (ive). Con 15 mesas dispuestas para la verificación de las rúbricas, la Corte espera que en unos veinte días finalice el recuento. En caso de probarse la autenticidad de 52 mil de esas firmas –el 2 por ciento del padrón–, en unos 90 días debería convocarse a una consulta donde, sin voto obligatorio, unos 600 mil uruguayos –25 por ciento de los inscriptos en el Registro Civil– deberán adherir para que finalmente se convoque a un referéndum. Los primeros números, aunque muy preliminares para realizar pronósticos puesto que sólo se trata de unas 3 mil firmas provenientes del departamento de Rivera, señalan un alto nivel de validación, cercano al 80 por ciento. Pero todavía hay que esperar. En el interín, los partidos esbozan estrategias, auscultan a la dirigencia, dibujan escenarios de cara a una eventual campaña, controvertida desde las más variadas geografías y tribunas del ágora política.
En su momento, la despenalización del aborto calentó las internas y enfrentó a dirigentes de todos los partidos. El caso más renombrado fue, sin dudas, el del ex presidente Tabaré Vázquez, quien contra la opinión de la mayoría de su bancada y sus propios aliados políticos vetó la ley aprobada en el Parlamento en 2006 y, más recientemente, estampó su firma para la realización del referéndum derogatorio. Pero lejos de alcanzar unanimidades, la polémica atravesó a todas las tiendas políticas, incluida la oposición. Por lejos, el caso más sonado entre los adversarios del Frente Amplio (fa) lo protagonizó el sector mayoritario del Partido Colorado (pc), Vamos Uruguay (vu), donde a instancias de su líder, Pedro Bordaberry, se “disciplinó” a tres legisladores, en principio defensores del proyecto: el senador Ope Pasquet y los diputados Fernando Amado y Aníbal Gloodoftsky. En el Partido Nacional (pn) la opinión contraria a la legalización del aborto fue bastante más amplia, y contó con la única excepción del recién llegado senador Jorge Saravia. Fiel de la balanza que finalmente convirtió en ley el proyecto, también en el Partido Independiente la opinión del diputado Iván Posada contrarió a la de su presidente, Pablo Mieres.
La táctica oficialista fue un tanto dual. Por un lado, respaldó el proyecto y buscó encolumnar a su bancada tras él. Por el otro, minimizó las consecuencias de la conducta de Vázquez sobre este tema. Retirado de las lides políticas en el papel pero no en los hechos, el ex presidente reevalúa los tiempos políticos de su vuelta al ruedo (véase Brecha, 8-III-13). Así, intenta evitar una nueva confrontación pública con quienes, paradójicamente, conforman su mayor base de sustentación social: una clase media ilustrada, con especial sensibilidad por la agenda de los derechos. Como en tantas otras oportunidades, la llave para Vázquez podría estar en el mutis, la salida de escena, los silencios. Ante ese delicado juego, el fa se ve obligado a trazar una estrategia. Pero, por el momento, la decisión en las huestes frenteamplistas es esperar a la finalización del recuento de las firmas y recién después maniobrar. La presidenta de la coalición de izquierdas lo explica así: “Por ahora estamos en la etapa de verificación. Luego veremos”. Pero la mirada está puesta ahí: “Es lógico que el Frente tenga especial atención en el tema porque promovió la ley y ha estado atento a la implementación de las políticas públicas al respecto”, explica Mónica Xavier, una de las más fehacientes impulsoras de la ley desde su banca en el Senado. De cara a un eventual referéndum, todo indica –empezando por la sensatez, siguiendo por la dirigencia– que el Frente saldrá a respaldar la ley ante el intento de revocarla. El factor Vázquez no escapa a la atención de la presidenta: “Es un dato fuerte –reconoce– pero no invalida el reconocimiento del liderazgo de Vázquez, de su capital político y, a mi juicio, de una eventual candidatura”.
Fuente: brecha_05-04-2013.