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El proyecto de despenalización del aborto: sin la espada de Damocles

El proyecto de despenalización del aborto

Hay dos iniciativas presentadas en el Parlamento, una de la senadora Mónica Xavier en la Cámara Alta y otra del diputado colorado Fernando Amado. En la Cámara Alta los votos están y el texto no será vetado en esta oportunidad. La iniciativa tiene prioridad en el oficialismo para salir este año luego de la discusión sobre la rendición de cuentas. La falta de amenaza del veto presidencial marca la diferencia con el período anterior.

La despenalización del aborto tiene en Uruguay una historia con varios capítulos e intentos frustrados. Desde el advenimiento de la democracia hasta hoy se presentaron ocho proyectos de ley, pero no todos llegaron a tratarse y debatirse en el Parlamento.

Desde 1938, la legislación uruguaya sólo admite la interrupción del embarazo en caso de violación o riesgo de vida de la madre. Prevé además penas de prisión severas para los autores de abortos, ya sean consentidos o no.

Cifras no oficiales sostienen que en Uruguay se producen más de sesenta mil interrupciones voluntarias de embarazos al año, mitad de las cuales se hacen en forma clandestina y sin las condiciones necesarias para asegurar que la madre no tenga riesgo de infección o incluso de muerte.

En la presidencia de Jorge Batlle (2000-2005), la voz cantante la llevaba la entonces diputada Glenda Rondán, que sin éxito intentó junto con legisladores del Frente Amplio impulsar un proyecto sobre el tema. Batlle había advertido que vetaría el texto en caso de que se aprobara. Sin embargo no fue necesario porque la iniciativa murió en el palacio de las leyes. Rondán no fue el único ejemplo de una legisladora del partido de gobierno que se enfrentaba a la posición de las máximas autoridades. Mónica Xavier lo fue en el período de gobierno pasado, cuando el tema la dejó en la vereda de enfrente de su presidente, Tabaré Vázquez.

Martín Pintos, Revista Caras y Caretas.

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