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ASSE y Mujeres en Libertad, marcharon contra la violencia de género

Caminaron desde el Hospital por Artigas hasta la ruta y de allí hasta la Plaza 33 Orientales a través de 25 de Agosto. Desde la vereda algún aplauso dedicado, convencido y solitario, se atreve ante las miradas que atraviesan las vitrinas de los comercios, esas que aparecen a lo lejos con los brazos cruzados, como midiendo, como junando. Las mujeres al frente con la mirada firme, la espalda recta y el corazón seguro en esta lucha que exige ni una menos y que reclama, desde la convicción ideológica y material, una sociedad igualitaria.
La dirección del Centro de Salud del Hospital de la ciudad y Mujeres de Libertad respondieron una vez más a la llamada del 25 de noviembre por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género.

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Marcharon con casacas negras en un año que comienza a cerrar con 40 mujeres asesinadas por violencia de género. Una vez más, el interior es el espacio -simbólico y material-, donde los feminicidios se reproducen con mayor vehemencia si se considera la cantidad de denuncias sobre el total de residentes.

Es que Treinta y Tres, Rocha y Tacuarembó son los más afectados, según el Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior.

“A pesar de que no nos acompañe mucha gente, la semillita prende”, dijo la directora del Hospital Ana María Piñeyrúa, quien asumió la oratoria de este viernes.

“Cuando nos encontramos nuevamente cada 25 de noviembre, poco a poco vemos las caras nuevas que se hacen presentes, sentimos gustito a lucha, esas que no se hacen solo el 25 de noviembre, el 8 de marzo o el 3 de julio, son esas que requieren el trabajo diario, como hormigas, porque estamos luchando contra un inmenso rival que se ve sostenido por el estado, por los gobiernos, por la educación, la cultura, las empresas multinacionales, entre otras miles de cosas de las que no somos perceptibles. ¿Cuántos nos jactamos de hablar de ‘ni una menos’ y después nos sentamos a mirar Tinelli u otros programas similares? Estamos finalizando el año 2016 y sin lugar a dudas a lo largo de estos años hemos logrados inmensos avances con respecto a lo social y por ende, también político”, dijo.

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Más de 10 años de gobierno frenteamplista dejaron una Ley de Salud Sexual y Reproductiva, otra de Trabajo Doméstico, un Sistema Nacional de Cuidados, una legislación sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo y otra para el Matrimonio Igualitario, pero “que existan leyes no significa que la sociedad haya cambiado”.

“Sin dudas se ha dado un gran paso y avance, pero continuamos estando muy mal. ¿Qué se está esperando respecto a una Ley Integral contra la Violencia de Género? ¿Qué cifras de femicidios es necesaria para que se nos escuche más? No podemos permitir que nuestro país y la sociedad entera se abstraiga en temas fundamentales para lograr una sociedad igualitaria”, enfatizó Piñeyrúa.

NOS SIGUEN PEGANDO ABAJO Es que la violencia, en cada una de sus formas, continuó la directora del centro de salud, tanto sea física, sexual, psicológica, monetaria, patrimonial, obstétrica, laboral o institucional, sigue golpeando muy fuerte”, mostrándose a través de la “desatención, la indiferencia, el dolor como castigo”, monedas corrientes en instituciones de salud abandonan su deber de “contener, cuidar, acompañar a la mujer y respetar sus decisiones sobre su cuerpo”.

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“Las mujeres tenemos derecho a vivir nuestra sexualidad como deseamos. Siempre se ha dicho que el trabajo dignifica, pero cuando el maltrato es recurrente, destruye la autoestima y deteriora la capacidad laboral. La desigualdad, la discriminación, el acoso, el abuso, son comunes en instituciones que en teoría deberían cuidarnos y brindarnos protección ante nuestro problema. Muchas veces nos ignoran o nos hacen sentir responsables de los actos violentos de los que fuimos víctimas”, agregó la oradora en recuerdo de esa frase que como mito reproduce una falsa naturaleza que oculta el patriarcado en una responsabilidad trasladada: “Algo habrás hecho”.

El mercado del trabajo es aún un mundo hecho para el control de los hombres y a las mujeres les deparan tasas de actividad significativamente más bajas (55% contra 72%), empleo que no alcanza el 50% (cuando los hombres ascienden al 67% en este indicador) y desempleo que supera en tres puntos porcentuales al de la población masculina (9,8% contra 6,9%), según datos del tercer trimestre del 2016 del Instituto Nacional de Estadística. “Seguimos ganando menos que los hombres y los porcentajes de desempleo siguen siendo mayor que los hombres. Continuamos teniendo poca representación en el parlamento, sólo un 20% del total son mujeres y esto se logra como consecuencia de la Ley de Cuotas. Resulta ilógico que hayamos tenido que recurrir a una ley para lograr que se les diera una banca a las mujeres, esto debería darse naturalmente. Cuando hablamos de valores y principios a lograr, hablamos de una realidad que nos toca afrontar y convivir. El sistema patriarcal y capitalista nos está desmenuzando poco a poco. El micromachismo naturalizado y los macro machismos que cada vez nos golpean más pero nos impactan menos. En los últimos 12 meses llevamos 29 mujeres asesinadas y casi el 100% murió en su casa a manos de un hombre de su entorno; y le agregamos niños”, enfatizó Piñeyrúa en este sentido.

Mujeres de Libertad insiste en “destruir estereotipos y valores que defiendan la estructura patriarcal”, pero también reivindican la necesidad de romper “con lo binario, con las dos figuras exuales de lo masculino y lo femenino”, porque “históricamente la mujer es configurada desde lo que le falta”, esa inexistente autonomía que “por el error de creer que las mujeres no nos podemos valer por nosotras mismas, que necesitamos de un macho que nos cuide y acompañe, se reduce la mujer a la función maternal. En este sistema patriarcal no se aceptan terceras funciones: O sos mujer o sos hombre, y esa es una lucha por un cambio real, de cabeza, de sociedad, de sistema y de revolución”.

“No existe la democracia, en este país y en el mundo, si el sexo masculino es mayoritario y es más valedero su voto que el del resto. La única revolución posible es la feminista, de lo contrario no habrá revolución, y menos que menos será una sociedad-país justo, igualitario, y antipatriarcal”, finalizó para dar paso a una frase que se repite, una y mil veces con un mensaje conciso: “Vivas nos queremos. Tenemos que hacer de las mujeres un lugar más libre”.

HISTORIA Después de los aplausos que despertó la “magistral” oratoria de Piñeyrúa, según reconoció Lilián Abraciskas, líder actual e histórica de los movimientos feministas en Uruguay, además de esmerada académica y directora de Mujer y Salud Uruguay que acompañó la marcha y ofreció una conferencia posterior, Isella Arrocha, integrante del equipo de Prevención en Salud, leyó una historia que le hicieron llegar a través del WhatsApp y que fortalece sus convicciones en esta lucha, reconocieron.

El mensaje se leyó así: “Hace varios años, cuando desde casa me iba a la marcha de las mujeres por el tema de la violencia, él me tomó de los pelos y me llevó hacia adentro. Ustedes estaban maquilladas y yo cada vez que me quitaba la ropa para bañarme, encontraba los moretones. Me dejé ayudar. Claro que me llevó muchos años y lágrimas, pero es mi aniversario número cuatro de mi libertad ante aquella inmerecida condena. Se puede, se sale, soy feliz. De verdad me encantaría convencer a cada mujer de que todo puede cambiar, doy fé de ello. Durante 20 años yo estaba convencida de que me iba a matar, y mirá: ando desparramando energía y alegría. Nunca me lo hubiera imaginado. Es por mis hijos que no lo grito a los cuatro vientos, mal o bien era su padre. Abrazo grande, grande, siento que estoy sacando todo estos años de mi mente. Gracias a la vida. P.D: Me enamoré nuevamente”.

Fuente: Periódico La Semana

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