De acuerdo a los últimos trascendidos de la negociación política el proyecto de “Interrupción Voluntaria del Embarazo” naufragaría en Diputados porque dos representantes de la bancada oficialista y ninguno de los partidos opositores darían su voto para aprobar el proyecto que ya cuenta con media sanción del Senado.
Los partidos políticos en el Parlamento no pueden darle la espalda a las mujeres, a la mayoría de la opinión pública y a la problemática social y sanitaria que tiene el país. ¿Cómo se puede mantener la confianza en el sistema político cuando juegan con la salud y la vida de las mujeres, sin dar respuesta alguna a un asunto que ya lleva tantos años de debate?
Nuestro sistema político tiene importantes deudas con las mujeres uruguayas, una de ellas es no reconocerlas como sujetos éticos con derecho a tomar sus propias decisiones sin que por eso tengan que poner en riesgo su destino. La demora que se ha tomado el sistema le ha costado la vida a dos mujeres jóvenes en este año. Estas muertes se podrían haber evitado si el uso de métodos abortivos no fuese clandestino y estuviera debidamente regulado por las autoridades sanitarias y garantizado su acceso universal en los servicios de salud. Pero para que eso suceda se necesita cambiar la ley.
No votar el proyecto de ley significa no dar respuesta alguna a la problemática del aborto clandestino. Significa violentar los derechos de quienes les votaron poniéndoles en el lugar de la decisión con la confianza de que velarían por lo mejor para el país y su gente. Significa no resolver los asuntos políticos de la forma más democrática por defender intereses que violan la laicidad del Estado uruguayo. Se podrán tener diversas creencias y todas son respetables lo que no es digno es pretender imponerlas a toda la ciudadanía cuando sólo reflejan los valores de algunos. Respetar la libertad de credos, desde el Parlamento, debería ser un principio pero no para imponer los propios valores de los parlamentarios sino para generar las condiciones que respeten y garanticen la convivencia pacífica de todas las creencias que existen en nuestra sociedad.
Lo que está sucediendo es una vergüenza y el sistema político tiene la imperiosa necesidad de subsanarla. Los derechos de las mujeres están en juego y somos el cincuenta y dos por ciento del electorado.
MUJER Y SALUD EN EL URUGUAY